HoLaa gentte, espperoo que os lo paseiis suupper Biienn leyendoo esta HiisttoRiia! :)

sábado, 30 de octubre de 2010

Capítulo 2: Otra pesadilla más.

-¡Otra vez no! ¡No! -exclamé irritada.
Me perseguían unos hombres de negro, tenían un sombrero de ese mismo color, con una capa morada. Corrían hacia a mi, pero entonces...
¡Entonces, apareció Red!, delante de mi, con los brazos extendidos, hacia los lados, para protegerme de los seis hombres; y cuando los siniestros se acercaron para atacar, él sacó una pistola y disparó al aire, y todos desaparecieron en una rojiza nuve de humo. Red y yo nos quedamos a solas, mirándonos a los ojos fijamente. A sus brillantes ojos negros, a su pelo marrón, y su bella sonrisa perlada.. Me hipnotizó... Y de repente sentí que sus firmes labios se acercaban suavemente a los míos, sus fríos labios color rosaceo.¡y me besó!. Estaba alucinando, el estaba enfadado conmigo, ¿por qué me besó? Y la pregunta más importante, ¿me deseaba? Yo a él sí.
De repente, me agarró por la espalda y me besó de nuevo intensamente, tirándome al suelo...
-Piii, piii, piii. - estiré el brazo, para apagar el maldito despertador, pero aquel ruido infernal no cesaba. No me lo podía creer; lo que me pasó, era, un sueño, pero esos sentimientos hacia él eran puros, o al menos eso creía yo. Sentía algo hacía él, y me di cuenta gracias a ese sueño.
Pero, ¿Con tanta facilidad me enamoraba de un chico al que apenas si conocía? Si, era conpletamente estúpida.
Bajé de la cama y me vestí, me peiné muy deprisa los enrredos que cada mañana se apelotonaban en mi pelo ya de por sí rebelde, y bajé las escaleras a toda máquina; llegaba tarde, y aquella mañana no podía desayunar como dios manda, asique cogí una manzana de el congelador, al vuelo, salí a todo corre de casa.
El cielo estaba encapotado. Empezaría a llover de un momento a otro.
Jason salió de su casa, iba a por el periódico, con el pijama y un donut en la mano, la verdad, resultaba un tanto cómico. Cuando me vió hechó ha correr y se metió dentro de su casa, aunque lo veía normal... ¿Quién sale de su casa sin vestir, o al menos sin una bata?, enfin.
Espere cinco minutos, pero el autobús no venía y entonces salió de nuevo para saludarme, pero vestido, y un poco más arreglado. Se dirigió a mi y me preguntó:
-¿Qué haces a estas horas fuera de casa?
-Esperar el autobús. ¿Tu a que instituto vas? -pregunté.
-Yo estudio en casa, pero además, hoy es sabado, ¿no lo sabías? -se me quedó mirando confuso.
-Se me olvidó aparagar el despertador, y esa maldita máquina, ha estropedao mi maravilloso sueño. -Grité excitada.
-¿Qué era tan maravilloso, si se puede saber? -preguntó extrañado.
-¿Ah? -dije aturdida-... No, nada... cosas mias. No te asustes.
-Bueno, ya nos veremos. Solo he venido a saludarte...mmm... ¡Adios!- y después de coger el periódico, entró a su casa.
-¡Adios, Jason! -dije maravillada por su presencia.
Cuando entré en mi casa, me fui hacía la cocina a por una taza de café y después directa a mi cuarto.
Cogí el libro de mates, otra vez, aunque me daba un poco de pereza. La verdad es que mates no era una de mis asignaturas favoritas, y tampoco esque me gustase mucho estudiar, pero quería tener un buén trabajo más adelante, como siempre me recordaba mi madre, y dentro de una semana tenía el examen...
El café ya casi se había acabado y cuando estaba apunto de ir a por otra taza, oí el timbre de casa. ¿Quién sería, a las 8:00 de la mañana, y un sábado?
-¡Voy! ¡Ya voy! -grité mientras me ponía las zapatillas rosas de ositos rapidamente -¿Quién es?. -pregunté al llegar a la puerta.
-¡Soy Jason! Tu vecino. Abre por favor.
Abrí la puerta de golpe. Jason me esperaba con una gran sonrisa al otro lado del umbral. Le sonreí timidamente. Hoy estaba muy guapo...
-¡Hola Jason! -le saludé. - ¿Para que vienes?
-Mm... Pues verás, mi madre me ha pedido que veniera a por un poco de... harina. Sí eso, harina. -tartamudeó intentando darme una excusa combincente, o eso me pareció a mí.
-Bueno, pues pasa. Creo que hay un poco en la cocina.-Respondí sin poder dejar de mirar a sus ojos pardos.
-Vale, muchas gracias; ¿me puedes decir donde está el baño?
Le miré atónita. Señalé a la última puerta al final del pasillo. Asintió y fue caminando muy despacio hacia ella.
-Sí. Al final del pasillo a la izquierda. -dije con una gran sonrisa.
Esperé unos minutos, pero decidí ir a la cocina y esperarle allí, ya que tardaba un poco... Salió del baño y le di la harina en la mano. Al rozar su piel, sentí que un escalofrío recorría todo mi cuerpo. Estaba congelado, su piel parecía hecha de hielo.
-¡Guau!-Dije.
Me miró confundido, entonces apartó su mano rápidamente de la mia.
-¿Que pasa Susan? -me preguntó asustado.
-¿Estas bien? ¿Tienes frio? -insistí preocupada.
-No. No creo que tenga, debe ser que he venido corriendo desde mi casa... -me contestó algo tenso. -bueno será mejor que me valla, ya es tarde.
Él estaba demasiado nervioso, no se que le pasaba... Pero me ocultaba algo, lo sabía, sobretodo porque vivía junto a mi casa, no era posible que se cansara.
-Bueno te acompaño a la puerta. -Dije- Adiós Jason, espero que quedemos algún día.
-Si, Susan.-Dijo, y se fue corriendo.
Esa mañana de sábado se me pasó muy lenta, porque mi mejor amigo, Nate, seguía sin volver de Londres, y no esque fuera una marginada social,)que de hecho no lo era), pero la verdad esque no tenia muchos más amigos con los que quedar.
Mis padres habían salido a compar; y por la tarde lo único que hice fue estudiar, pero a las 19:00...
-¡Susan! Abre tu la puerta, por favor, que yo estoy haciendo la cena. -gritó mi madre.
-Si, mamá -Dije con pesadez.
-Soy yo, Jason.
-¡Hola!-dije intentando (sin conseguirlo), sonar demasiado eufórica- Últimamente nos vemos muy amenudo, ¿No te parece? Pero no te quedes ahí, entra en casa.-Dije muy entusiasmada y con una sonrisa de oreja a oreja. La verdad esque tenía muchas ganas de volver a verle y podría aprovechar para conocerle mejor... Me parecía interesante.
-¿Mejor puedes salir tú?-preguntó indeciso.
-Claro, un momento. -le auncié alegremente.- Mientras se lo pregunto a mi madre puedes esperar dentro, si quieres. -le dije mientras me dirijía a la cocina- Mamá voy a salir con Jason esta noche.
-¿Quién es Jason, si se puede saber?-preguntó un poco extrañada, por el hecho de no saber cual iba a ser mi futuro marido...en sus fantasias.¿Conozco a sus padres?
-Pues él es nuestro nuevo vecino, y tranquila, no volveré más tarde de las 23:30.¿vale? -la tranquilicé.
-¿Nuestro nuevo vecino? ¿El hijo de ese padre tan guapo? De acuerdo, pero si te vas a quedar a cenar con él, llama a casa, no me quiero preocupar. -Dijo riéndose entre dientes. Supongo que estaría fantaseando.
-Tranquila señora White. -dijo Jason entre risotadas, antes de que mi madre se diera cuenta de que él estaba ya allí. -Mi padre ha cocinado hoy su famosa lasaña. ¡y no quiero perdermela! -Dijo Jason con su sonrisa habitual.
-Bueno, nosotros nos vamos ¿vale mamá?-dije demasiado contenta, para el asombro de Jason.
-Vale cariño, pero llevate un sueter por si luego tienes frío.-replicó.
-Si mamá, lo llevo en mi bolso.
-Adiós cariño, pásatelo bien, y recuerda que si piensas hacer algo con ese chico toma precauciones...-me susurró al oido.-Siempre he pensado que mi madre era demasiado liberal y demasiado poco cauta en ese sentido.
-¡MAMÁ! -Grité desesperada al pensar que Jason lo podía haber oído, pero lo miré y no se reía.
-Solo te lo digo, porque quiero tener nietos, pero no tan pronto, hija.- dijo riendose. -¿Llevas precauciones en el bolso?-me insistió demasiado confiada, nuevamente al oído(claro está)...
-¡Hasta luego mamá, te quiero! -Dije en un intento por salir de aquella conversación, que me parecia más y más incómoda por momentos...
Cerré la puerta lo más deprisa que pude, cogí a Jason de la sudadera y salimos de allí a toda prisa.
Los dos estabamos muy callados, hasta que él se decidió a decir algo por fin.
-Susan,-estaba muy nervioso.-Solo quería ver como estabas y... Preguntarte si tal vez.. querrías ir a tomar algo, o a dar un paseo conmigo.
Se había arreglado demasiado... Aunque yo tampoco daba mucho la nota a su lado.
-Claro que sí. Si no, no estaría aquí... ¿Pero ahora? -No sabía que quería él exactamente de mi, pero bueno... No quería darle plantón, asi que le seguí el juego.
-Si tu quieres, ese era el plan, pero solo, si tu quieres. -Dijo él.
-Bueno -Respondí. -si he salido tendré que hacer algo, y no voy a desaprovechar una invitación de un chico guapo para ir a dar un paseo ¿No?-Sonreí.
-No deberías, porque el chico guapo también te puede invitar a un helado.-era una invitación tentadora.
-ufff, me encantan los helados... ¡Decidido, voy! -Dije.
-Menos mal, porque si hoy no utilizaba los vales para ese helado, caducaban.-Dijo sonriendo.
-me alegro de no haberte decepcionado-Me reí a carcajadas.
Caminamos durante un rato por un paseo lleno de palmeras y al lado del lago... Era precioso, yo ya había estado allí antes, pero ahora era especial; parecia haberme olvidado completamente de todo y que solo existiera Jason. Era mágico; él iba con una camisa que casualmente era de mi color favorito, el azul celeste, con unos jeans y con unas deportivas. No iba precisamente muy elegente pero era perfecto. Yo iba con una camiseta un poco escotada de color rosa y una debajo de color blanco, con unos pitillos celestes y con unos zapatos de tacon, blancos, que me había comprado hace una semana.
No podía parar de mirarle a los ojos porque los tenía rojos, lo que resultaba raro, porque la última vez que lo vi tenía los ojos marrones y también tenía el pelo rubio y sedoso, no como ahora que era de color miel o marrón, no lo podía distinguir muy bién, pero era mi tipo de chico, el chico perfecto, aunque no lo había visto mucho. Sabía que entre nosotros había química, pero todavía no estaba muy decidida porque también seguía recordando a aquel chico misterioso del autobús que no quería sentarse conmigo.
-¿Queda mucho para llegar a la heladería, Jason? -Pregunté. La verdad es que andar tan cerca de él sin poder dejar de mirarlo todo el rato era un poco incomodo para los dos, o por lo menos para mí.
-Está a la vuelta de la esquina , pero ya verás que caminar tanto rato habrá valido la pena. Esos helados están buenísimos, y estoy seguro de que te gustarán. -respondió él.
-Si tu lo dices seguro que están deliciosos.-dije; y sin darnos cuenta ya habíamos llegado a la esperada heladería. La verdad esque era muy grande y bastante bonita por dentro, pero supongo que Jason no me habría llevado allí solo por un helado... ¿O si?

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